Los puentes molan y estimulan la economía. Y yo que soy muy patriota y me encanta ayudar a mi país, me dan un par de días y la emoción se apodera de mi corazón y tiro millas. Eso sí, si hay solecito, mejor. Después de pasar Semana Santa en Vejer de la Frontera, el puente del 1 (y dos) de Mayo me fui a Salinas.

La excusa era perfecta, dar una charla sobre:

La evolución del surf desde su nacimiento hasta su incorporación en los Juegos Olímpicos.

Llegamos a Salinas el sábado poco después de comer, esta vez no hablo en plural para que parezca que somos muchos en Mareas Vivas, es que fui con Laura, mi #partner in crime en terminología instagrammer. Dejamos nuestros petates en El Pez Escorpión y nos fuimos a la playa.

Los primeros instantes en el pueblo fueron muy especiales. Mientras llenaba mis pulmones de ese aire puro marino en frente del “apolladero”, llegaron a mi mente ligeros recuerdos de haber pasado por allí durante alguno de los viajes que organizaba mi padre por la costa asturiana.

David Carrizo (staff del Pez) me dijo que no hacía día para bañarse. Creo que todavía hay personas que no son conscientes de la tolerancia al agua fría que tenemos los bañistas de A Lanzada, y evidentemente me bañé. Necesitaba llenarme de energía antes de volver al Pez a corregir los últimos detalles del powerpoint (siempre elimino alguna diapositiva en el último minuto) y preparar la cámara para grabarme. (Soy un poco como el hombre orquesta).

Estaba todo preparado para impartir la charla en el jardín, pero un cable que nunca apareció hizo que nos trasladásemos al salón exterior. Yo que siempre dejo que el karma piense por mí, creo que fue una de las mejores casualidades del día, ya que al final se nos hizo (muy) de noche y hacía fresquete fuera.

Obviamente, no estoy en posición de juzgar la calidad de mi intervención, pero como cada vez que me toca hablar en público, me sentí cómodo y relajado (que en mi comportamiento habitual es llenar el escenario con aspavientos; si estoy tieso, malo.). En lo que respecta a asistencia, me quedé muy satisfecho especialmente por que hubiese perfiles tan diferentes escuchándome. Entre el público estuvieron un ratito los niños de @letoto3 (evidentemente yo no tenía ni idea de quiénes eran, pero ya os he dicho que Laura es #iger y no se le escapa una) que al parecer vinieron a sacarse estas fotos para la marca de ropa Ewan (tengo que volver a quedar como un ignorante) pero también me tuvieron que explicar que es la marca de un ex – sueño de Morfeo. (si es que cuando me pongo cotilla..)

Con el cambio de ubicación, no pude preparar bien la cámara y el vídeo quedó bastante cutre, por lo que esta vez no voy a subir vídeo del evento. Como siempre, intenté ponerme en la piel del público e intenté evitar cualquier referencia académica. No quería suicidios entre el público. Afortunadamente hubo preguntas, reflexiones e intervenciones y pudimos generar debate, que es lo que me gusta. Entre algunos de los temas que quería sacar fue la convocatoria de la selección española de surf que se había hecho pública el día anterior. Roby me dio mucha cancha al ser tan crítico con la no convocatoria de Aritz Aramburu (incluso más que yo).

Aunque se me pasó volando, era bastante tarde y estaba destrozado por lo que me fui a la cama en modo zombie. Haberme olvidado de bajar las persianas tuvo una recompensa inesperada. Las preciosas vistas que pude contemplar recién levantado desde la habitación. Se encogió mi corazón, al recordar porqué adoro tanto el norte. Me dan igual las nubes, ver el mar me da paz.

Los días siguientes podríamos titularlos como: buscando olas y comilonas. Una excusa perfecta para recorrer Asturias, aunque el resumen finalmente se reduzca a no surfear y comer como si no hubiese mañana.

El Domingo visitamos Avilés, una ciudad industrial que me sorprendió gratamente, con un casco urbano muy cuidado, peatonalizado y con edificaciones que demostraban el poderío económico que en su día tuvo, en algunas cosas me recordaba a mi querida Pontevedra. Pudimos visitar el centro Niemeyer que personalmente me decepcionó un montón. Me pareció una estructura que no fue capaz de integrarse plenamente con la ciudad ni con los ciudadanos. Una apuesta arquitectónica basada en una iniciativa política más que en una demanda social. Nadie niega la necesidad de apostar por una reconversión turísitica y cultural de una zona estigmatizada, pero lamentablemente parece no haber salido tan bien como la ría de Bilbao y eso ha llevado a tener un complejo extremadamente caro y poco funcional.

Aprovechamos la visita para comer en la Tataguya el restaurante clásico que antes de sus elegantes salones tiene una histórica barra de bar. El típico lugar en el que parece haberse detenido el tiempo.

Por la tarde, fuimos con Carlos y David a La Luna un local muy animado con muchísimo ambiente surfero en el que tomarse una Estrella viendo la puesta de sol sobre el mar.

El Lunes nos acercamos a Rodiles, pero estaba pasado y tocado de viento. No daba tubo, la marea cuadraba a mediodía y ya hace años que no me baño por bañar, sobretodo porque Carlos Meana me había dicho que si Rodiles no funcionaba al final del día podía tener baño en El Mongol.

Aprovechando nuestro amor astur, paramos a comer en Selorio. Un restaurante que aparentemente no tiene nombre, pero que en realidad tiene dos. El cruce – Casa Rula. Un lugar con encanto, de esos que entremezclan tradición culinaria y de servicio con vanguardia estética. Vamos un hippijo, en el que te tratan como en casa de tu abuela, por lo que da pena no ir cada Domingo.

Por la tarde fuimos a Gijón. Estaba el mar pasado y tocado de viento, El Mongol (escalera 8) no tenía muy buena pinta, por lo que tomarse una cervecita era un plan estupendo antes de dar el obligado paseo por la playa de San Lorenzo, la plaza mayor y la típica foto en las letras «Gijón». Como un buen guiri feliz, no pude resistirme al consumismo y me compré esta camisete.es

Si ves las estrellas brillar, sal marinero a la mar.

El Martes tocaba volverse, aprovechamos la mañana para ver las últimas cosillas de Salinas, visitando el museo de las anclas, la ola de Jaime y aproveché para corretear por la playa antes de hacer la maleta.

Decidimos comer por el camino. Paramos en Olloniego dónde Asturias nos guardaba su último regalo. Un menú de Fabes, Cachopo de cecina y cabrales, postre,pan, café y botellita de vino. 8€ y menú tamaño asturiano. Que con uno habríamos comido los dos.  Si tu ruta es hacia Madrid, muy recomendable la Sidrería el Testeru para un último homenaje gastronómico a precio de bocadillo de gasolinera.

Buena falta nos hizo la energía, porque el motor de nuestro cochecito dijo basta en la autopista y tuvimos que volver a Salinas. El karma no quería que nos fuésemos y nos quedamos un día más en el Pez. Era día de derbi madrileño. Había que verlo y el ambiente acogedor del agüita nos pareció la mejor opción.

Sólo puedo terminar agradeciendo la oportunidad de exponer mis estudios, reflexiones e ideas, la indescriptible la hospitalidad de todo el staff del Pez, Carlos, David, Carolina, Roby. Un trato humano increíble en un lugar de ensueño. Una hospitalidad extensible a toda Asturias, me sentí como en casa, por lo que tengo claro que volveré pronto a este maravilloso lugar. Seguramente será el primer fin de semana de Agosto al Surf Music and Friends. In love con Salinas! Que puxa Asturies.

A todos, Gracias de corazón.

Diego Santos

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