El viernes fue mi cumpleaños, por lo que entre el par de copas al que ya no estoy acostumbrado, y haber bajado a correr, por mucha Saturday Night que fuese no tenía muchas más ganas de calle.

Buscando en Netflix algo que ver, nos encontramos GIVEN, una de las pelis que se proyectaron durante el pasado Madrid Surf Film Festival y que recordaba su nombre por haber sido una de las mejor valoradas.

Antes de comentar algunas impresiones y tratar de no hacer spoilers, os dejo el trailer:

Desde el punto de vista técnico, para mi esta película es de 10. La fotografía y el montaje son impresionantes. La verdad que me he quedado fascinado con la calidad de muchas escenas. Se ve que los medios técnicos eran buenos, ya que además de las excelentes y cuidadas tomas de los protagonistas, se incluyen muchas imágenes aéreas, acuáticas y subacuáticas. (He estado buscando imágenes sobre medios técnicos y he preparado esta galería en Facebook).

Lamentablemente y aunque hay muchas cosas que nos pueden hacer reflexionar, desde el punto de vista narrativo, la historia no logró engancharme del todo. Me parece que el hilo argumental es bastante bueno, y que la película tiene un potencial brutal, pero por unas razones u otras, no ha conseguido emocionarme.

Soy consciente de que a veces la simpleza es signo de calidad, incluso creo que lo mejor de la película es que el narrador sea el niño (mucho más entrañable) y no cualquiera de los adultos, o un narrador impersonal.

Given es una historia de vida, concretamente del niño que tiene ese nombre y que a los tres meses de nacer su hermana pequeña, inician un viaje por el mundo, tal y como había hecho su padre con su abuelo.

Este viaje gira en torno a dos aspectos principales, la necesidad constante de aprender y en la búsqueda del gran pez. Tal y como el propio Given nos dice,

 La leyenda cuenta que hace miles de años el océano creció durante una tormenta gigante, el pez bebió tanta agua que evitó que el mundo se ahogara. Se hizo tan grande, que allá donde nadaba, creaba olas enormes y cambiaba la marea. El gran pez espera por un adversario fuerte y digno para que libere su espíritu inquieto. Aquel que atrape al gran pez, llevará en su interior el espíritu del océano. Vamos a seguir las olas y a atraparlo.

Aprendizaje y búsqueda son el complemento perfecto para poder hilar una historia que une a la montaña con el mar. Entrelaza a la antropología y a la sociología con el surf y con la motivación de un viaje geográfico y emocional.

Una historia sobre el cambio generacional, sobre el aprendizaje vital y el legado familiar. Reflejado principalmente en la adopción de un estilo de vida alternativo, siempre tras haber aprendido antes de la vida y, con la paz interior que da el haber conseguido el objetivo por el que estamos en este mundo.

Una bonita historia con la que comprender que llega un día en el que la vida en el que hay que dejar de construir nuestra historia, para empezar a construir la de nuestros hijos.

Diego Santos

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