Con motivo del XX Congreso Internacional de Sociología celebrado en Almagro en Noviembre 2015, he preparado un artículo que ha sido publicado en el libro: Mundos Emergentes: Cambios, Conflictos, Expectativas y que he dividido en tres partes para subir a este blog.

libro almagro

Para leer la primera parte pulsa en el hipervínculo:

LA HISTORIA SOCIAL DEL TURISMO DE SURF. DE WAIKIKI A LAS WAVEGARDEN. (Parte I)

LA HISTORIA SOCIAL DEL TURISMO DE SURF. DE WAIKIKI A LAS WAVEGARDEN. (Parte 2)

Turismo de surf

En los años setenta se realiza la primera investigación que constata que el surf es una subcultura. Será a partir de constatar esta evidencia, cuando la vinculación del surf con el turismo sea una realidad más allá de las estrategias de promoción para captar turistas, la prueba de la existencia de una realidad turística específica para este tipo de personas que comparten la subcultura surf. Será a partir de este momento cuando hablemos del turismo de surf específico para surfistas.

Consideraremos que una persona es un surfista cuando comparte esta subcultura, y lo hará cuando responde a los patrones descritos por Wayne (1976) en el proceso de “convertirse en surfista”. Además de evidenciar la realidad de este proceso socializador, Wayne establece el Índice de Implicación en el Surf (IIS), a través del cual establece tipologías de surfistas basándose en su grado de implicación social y en la práctica.

Los viajes de surf son identificados por Wayne como uno de los factores más importantes en el proceso de convertirse en surfista, cuando la fase de principiante está superada.

La naturaleza de los viajes, su motivación, tipo de transporte o alojamiento utilizado ha evolucionado mucho a lo largo de la historia del surf moderno y las diferentes modalidades que han ido surgiendo a lo largo de estos años. Sin embargo se ha constatado que la motivación principal a la hora de hacer un viaje de surf es la búsqueda constante de mejores condiciones.

Por tanto, la búsqueda de olas será el principal patrón cultural que afecte al turismo de surf. Nos referiremos por tanto a turismo de surf, cuando este cumpla las condiciones que establece la Organización Mundial del Turismo (2008) para ser turista, y sea además esta búsqueda de olas la motivación principal del viaje, por lo que se incluye un aspecto más amplio subculturalmente como pueden ser fotógrafos, acompañantes, entrenadores.

Las predicciones

Entre los factores tecnológicos que han afectado directamente al turismo de surf destaca el desarrollo de las predicciones meteorológicas. Si bien los primeros avances de esta tecnología se desarrollan gracias a la segunda guerra mundial (Crowell, 1946),  ha habido una gran evolución en el conocimiento del estado del mar. No hace demasiado tiempo, la fuente más fiable de interpretación del mar, era la observación directa, por lo que suponía una inversión de tiempo importante. Esta realidad se convertía en una odisea para aquellos que vivían relativamente lejos de la playa, o no tenían la certeza que en otro lugar hubiese mejores condiciones. Asociado a esta incertidumbre nace el primer servicio meteorológico de pago, ofrecido por Surfline que ofrecía la posibilidad de ofrecer referencias del estado de la mar en directo a través de su línea de teléfono, con especialistas a pie de playa.

La interpretación y predicción del mar evoluciona de tal manera que se generaliza en relativamente poco tiempo gracias a  internet, dónde puede ser actualizada instantáneamente. Además, gracias a las páginas que se han especializado en el estudio de la climatología para el surf, un surfista con conocimientos de las condiciones necesarias para que haya olas en una determinada playa, puede saber con cierta exactitud si va a haber olas y su calidad aproximada con varios días de antelación. Además, la acumulación de los datos hace posible que se pueda realizar una revisión histórica que tendrá como consecuencia que sea fácil establecer cuáles son las “temporadas de olas” en numerosos destinos.

Por tanto, la capacidad de pronóstico de olas tiene implicación directa en la capacidad de planificación de un viaje

Motivaciones y factores influyentes en los viajes de surf

Como hemos visto, el principal patrón cultural que afecta al turismo de surf es la búsqueda de olas en su ausencia, o en los grandes viajes, la búsqueda de olas mejores a las que nos enfrentamos habitualmente.

En un estudio previo (Santos, 2015) se han identificado las principales motivaciones, pautas de comportamiento y factores de decisión que pueden influir en los surfistas ante la necesidad de viajar para surfear.

En cuanto a las motivaciones que llevan a los surfistas a desplazarse, destacan: mejorar en el surf, surfear mejores olas que las habituales y conocer otras culturas.

Sobre los factores que influyen a la hora de elegir un destino para un viaje de surf, destacan como muy relevantes aquellos factores relacionados con la calidad de las olas y su frecuencia. Asimismo destacan como relevantes la ausencia de masificación en los picos y de peligros como tiburones y medusas, así como el precio del viaje.

Cuándo se investiga qué factores son aquellos que han producido la mayor insatisfacción en un viaje de surf, se ha constatado que la razón principal para considerar que un viaje de surf no ha estado a la altura de lo esperado, es que las olas no eran tan buenas como se esperaba.

La presencia de más surfistas y la ausencia de olas durante más tiempo del esperado son otros motivos externos al propio surfista que crean insatisfacción cuándo viaja. Como último motivo relevante destaca no se disponer del nivel necesario para surfear las olas.

Olas artificiales

Además de las predicciones, dos tecnologías son vistas como un hito para el mundo del surf a finales del siglo XX. Sin embargo la complejidad de estos proyectos hace que un par de décadas después de los primeros prototipos, tanto piscinas de olas como arrecifes artificiales no hayan alcanzado las expectativas depositadas en ellos.

El gran interés que despiertan estas tecnologías reside principalmente en la supuesta capacidad de garantizar la presencia constante de olas de calidad. Por importancia, relevancia y actualidad, nos centraremos únicamente en las piscinas de olas.

Si bien es cierto que para muchos esta posibilidad de garantizar olas por el efecto de la tecnología se enfrenta directamente al estilo de vida del surf, otros consideran que esta conquista de la técnica sobre la naturaleza supondrá un sinfín de ventajas, fundamentalmente a nivel de práctica deportiva.

Hoy el futbol no es el mismo que era en 1930 en el Mundial de Uruguay. Si comparamos las botas, los balones, los campos en los que jugaban, podríamos pensar que el fútbol de hoy es otro deporte. Sin embargo, nadie piensa que el fútbol haya perdido su espíritu. El chiquillo que le da patadas a su pelota contra la pared en su barrio pobre lo está haciendo con la misma pasión y felicidad que Leo Messi” (Fernando Aguerre, 2015).

La historia nos recuerda que hemos de ver estos avances con cierta perspectiva, pues nos encontramos que varios de estos proyectos han resultado fallidos. En lo que respecta a las piscinas de olas, principalmente por no satisfacer las expectativas de los surfistas, o por el elevado costo de generar las olas que hacía inviable económicamente los proyectos.

En este sentido, Westwick afirma (Santos 2015) que incluso a día de hoy es muy complicado hacer rentable una piscina de olas y, mientras este problema de costes no se solucione, seguiremos viendo pocos proyectos.

Diferentes empresas trabajan con la intención de superar estos problemas y tratan de proporcionar una experiencia similar a la de las olas del océano a los surfistas; los avances técnicos en la producción de este tipo de olas las han hecho resurgir con mucha fuerza. De entre todas destaca la empresa española Wavegarden, considerada por muchos la mejor ola artificial jamás creada.

José María Odriozola, presidente de la compañía, asegura que, en la actualidad, los únicos límites para el tamaño de la ola son los relativos al consumo energético y, en cuanto a la longitud, el único factor limitante es el tamaño de la tierra dónde se instale la Wavegarden.

La nueva generación de olas parece centrar sus esfuerzos en ofrecer una experiencia como la del océano, con ventajas añadidas tales como la ausencia de masificación o de peligros externos como la presencia de tiburones. La tecnología se desarrolla cada día con la intención de ofrecer condiciones para surfear los 365 días las 24 horas, con el objetivo intrínseco de satisfacer las necesidades de los surfistas allí dónde no hay olas o estas están masificadas. En este sentido,  Fernando Aguerre afirma: “No creo que el espíritu del surf requiera ser un deporte de élite para aquellos pocos afortunados que vivan cerca de las olas del océano”.

Podemos concluir de los proyectos en marcha y de varios prototipos desarrollados  que se trata de proyectos que pueden encajar tanto para la promoción deportiva como como atractivo turístico, según el lugar dónde se instalen.

Para seguir leyendo:

LA HISTORIA SOCIAL DEL TURISMO DE SURF. DE WAIKIKI A LAS WAVEGARDEN. (Parte 3)

Para citar este artículo:

SANTOS, D. (2015) Mundos Emergentes: Cambios, Conflictos, Expectativas. ACMS. ISBN: 978-84-608-3520-2. pp. 95-107

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