Este relato lo escribí tras los atentados de Charlie Hebdo, de los cuales me enteré estando en Oualidia (Marruecos) durante mis vacaciones, Espero que os guste.

Olas y Tagines. (Marruecos Navidades 2015)

De pequeño me han bautizado con la convicción de que sería lo mejor para mí. Mis padres pensaron que quizás quitándome ese pecado original, me convertiría en una buena persona.

Continuaron dándome una educación cristiana. Estudié en un colegio público de la España de los noventa en el que colgaba la imagen del rey encima del encerado y empezábamos el día rezando el Padre Nuestro.

Hice la comunión en la parroquia cerca de mi casa y fui a catequesis para una confirmación que no me dejaron hacer. Según el cura, no estaba preparado. Ahora con la perspectiva que me da la vida, estaba ya de vuelta. Mi subconsciente ya había tenido a bien mandar todo eso de la Fe a la mierda. Pero yo todavía no lo sabía.

neus asensiRecuerdo que de la liturgia religiosa lo que más me dejaba flipado era eso de ir a una caseta a contarle  a un señor que  había dado rienda suelta a mi calenturienta imaginación juvenil. No veía claro eso de arrepentirme porque en mi mente me hubiese enrollado tórridamente con Neus Asensi. Reconozco que de joven, era fan de los pechos grandes. Ahora soy más comedido. Pero eso de arrepentirme y tener una penitencia por algo que consideraba natural no lo veía del todo claro. Eso de quedarse ciego, nunca me lo había creído, por simple estadística.

En mi inmaduro cerebelo chirriaba bastante eso de tener que sentirme culpable por decir cuatro palabrotas, mangar dos chucherías y tener una imaginativa y súper activa vida sexual, mientras tanto la televisión me traumatizaba hasta límites insufribles por culpa de Paco Lobatón y su ¿Quién sabe dónde? (Si vuelvo a escuchar su melodía todavía corro a esconderme debajo de la cama).

Tampoco nunca podré olvidar mi primera guerra televisada, un territorio comanche real, en el que TVE nos enseñaba un bombardeo riguroso directo, en Yugoslavia dónde razones a parte, murieron centenares de inocentes.

Por aquella época era todavía más naif, y aúnsiendod e letras, no me cuadraban mucho las cuentas. ¿Por qué Dios permitía que desapareciesen niños en España? ¿Cómo era posible que los humanos se matasen los unos a los otros? ¿Por qué los representantes de Dios en la tierra dejaban que hubiese pobres en la calle y oro en el techo del Vaticano?

Poco a poco, empecé a darme cuenta que había muchas más cosas que se escapaban a mi comprensión. Y gracias a internet empecé a descubrir un apasionante mundo paralelo. Me interesé por el Club de Bielderberg, qué es realmente la masonería, el OPUS DEI. Soy tan friki que hasta llegué a mandarle un mail a Daniel Estulin , porque necesitaba que me aclarase varias dudas. Al segundo correo, le llamé farsante.

roucoComo académicamente era un jodido desastre, estudié Sociología en Universidad privada. Pontificia y Jesuita. No puedo negar que aprendí mucho de los curas. Para que no me tachasen de hereje, difundí el rumor de que Rouco Varela era mi primo.

Yo flipaba con el poder de la Iglesia en este país. Aznar hacía que gobernaba, y Jimenez Losantos y Pedro J. partían mucho bacalo. Pero por suerte, ante esa realidad social, muchos de  mis profesores sacaban su  rojerío más intelectual.

Gracias a ellos conocí a Ibn Jaldun, Pareto, Mosca, Bourdieu, Bauman, Lipovekzsy o Baudrillard y empecé a atar muchos cabos. Por primera vez en muchos años mis notas eran buenas salvo en una asignatura que me mandaban leer encíclicas. Con la Iglesia hemos topado.

Con los años me he dado cuenta que soy un vago redomado, y que me cuesta  mucho leer según qué cosas. Yo prefiero leer un par de textos de editoriales independientes o de blogs extravagantes, que cualquier periódico de difusión generalista, salvo que google me lleve hasta ellos. Demasiados intereses como para decir la verdad.

A ver qué periódico se atreve a decir que El Corte Inglés fue el gran beneficiado del incendio del Windsord y arriesgar a quedarse sin los anuncios a toda página de publicidad de Navidad y la Semana Fantástica.

Por desgracia a día de hoy es imposible saber nada a ciencia cierta. Informes reales, manipulados o no, se confrontan con teorías conspiratorias. Que dicho sea, me las creo todas. Desde que el 11 S fue una masacre orquestada por EEUU,  a que la gran mayoría de las mil y una guerras que hay por el  mundo responden a intereses de multinacionales.

Desde mi humilde opinión, no hay ni guerras de religiones ni guerras de ideas. Hay inversiones que tienen ciertos daños colaterales, que son asumidos por las corporaciones como coste oportunidad dentro de los cálculos de la rentabilidad de cada acción.

Por eso hace mucho que me da igual la verdad. Simplemente me da pena la realidad. Sin más. Suelo pasar de defender todas mis ideas con alguna gente, porque su concepción es tan diferente, que el mero hecho de plantearse que sea verdad lo que digo, rompe sus esquemas; y la gente no quiere cambios, especialmente de mentalidad.

Como no puedo cambiar el mundo, trato de seguir una filosofía que trata de hacerme buena persona con mis semejantes. Mi pequeño grano de arena que pueda mejorar la vida de mi familia, mis amigos y compañeros primero, y de la sociedad en general después. Sin renunciar al lastre de mis mil millones de defectos. Una ideología personal que si fuese consecuente con mis ideas me llevaría a vivir desnudo y siendo un recolector, pero la vida me ha situado del lado de los que no pasan hambre y es jodido renunciar al sistema que nos ha montado el capitalismo.

Por convicción, no doy un duro a Acción Contra el Hambre y critico a mi madre cuando lo hace. Yo acabo de llegar hace dos días de un viaje a Marruecos. Allí, cuando lo creí conveniente le dí de comer al hambriento, de beber al sediento e intenté metafóricamente enseñarle como construir una caña de pescar con sus recursos locales.

Pero en realidad nada era un regalo. Era una simbiosis. Sus necesidades son distintas que las mías. Intento dar mi granito de arena, para que Abdalá haya podido juntar dinero para que su  padre pueda dejar La Coruña y volver a Tanri, con su familia. Al lado de su esposa e hijos, dónde más lo necesitan.

Yo he ganado mucho más. Me he llevado, una compensación muy grande del karma, que todo lo devuelve, y muchísimas lecciones de vida. Y es que a veces la satisfacción más grande que uno puede tener es compartir sonrisas y vivencias. Antes de empezar el viaje leí que: “la experiencia no es lo que nos pasa, es lo que hacemos con aquello que nos pasa” y me motivó todavía más a sacar el mayor rendimiento posible a cada situación.

He ido con el espíritu hambriendo y el corazón abierto de par en par. Afortunadamente he podido volver a experimentar que la vida es compartir y a querer a semejantes con otra cultura y otra religión.

taginesExperimentar es más enriquecedor que cualquier universidad. No podría pagar con dinero el máster de  la experiencia de que un pobre me invite a comer de su mismo plato en una cueva. Que comamos con las manos. Y que te expliquen que compartir comida entre musulmanes es un símbolo de fraternidad tan grande, que emocionalmente te une para siempre.

Me di cuenta que cuando compartes olas y tagines, la vida te pone en bandeja un respeto y amor al prójimo que no explica la Biblia, el Corán ni la Torá. Somos personas con realidades muy diferentes, sin embargo, espiritualmente muy iguales. Nos une una pasión por el mar, por las olas y por la vida.

Cuando hablas en profundidad con un musulmán comprendes que el Islam es muy budista. Muy kármico. En nuestras largas sobremesas frente al mar, esperando a que bajase la marea,  mis amigos musulmanes me explicaban muchas cosas. Yo preguntaba insaciable sobre todos los temas que me interesaban. Su opinión sobre el estado Islámico, porqué confían ciegamente en Mohammed VI y cual es la visión de un marroquí desobre el Sahara Occidental o del conflicto con Argelia.

Según las respuestas de mis amigos, los yihadistas son creados por la CIA. Que va a los barrios más pobres, y ofrece casa y comida a aquellos que no tienen nada. Que su precariedad y hambre, pueden justificar una interpretación particular del Corán. El cuál, según me han dicho, condena a todos aquellos que atenten contra la vida de cualquier ser vivo. Que es malo matar a otro humano sea cual sea su religión, pero mucho peor que esto, es poner en peligro la vida de otro hermano musulmán.

Mi amigo afirmaba con rotundidad, que el Corán dice que la guerra es el último recurso, cuando no hay entendimiento por palabra, podría ser legítima, pero siempre como defensa, no como ataque.

Me fui de este pueblo, antes de los atentados de París. Despeinado, con la cara llena de crema, pero feliz de que la vida me enseñe a buscar siempre más allá de lo que dice el telediario.

surf morocco

No quiero hacer apología del escepticismo ni de la teoría de la conspiración, pero como no he tenido tiempo antes, esta mañana me he leído bastantes cosillas sobre los atentados de París. De las cosas que he leído, destaco este artículo, que creo que es bastante bueno, aunque hay bastantes más.

Diferentes teorías de los atentados de París.

Diego Santos, 14 de Enero de 2015. Editado: 26 de Septiembre de 2016

Dentro de esta pequeña reedición, quiero incluir una canción que conocí este verano. Papá cuéntame otra vez. Ismael Serrano.

8 thoughts

  1. Felicidades por el post Diego, me has dejado boquiabierto. Genial redacción con verdades como puños.

    Siempre he pensado que viajar te abre la mente y te permite observar otras perspectivas de la vida a las que difícilmente puedas acceder desde el sofá de tu casa frente a la caja tonta.

    Sigue escribiendo.

    Saludos!!

  2. Me ha encantado!!!! Esta claro q salir de nuestra rutina y nuestro entorno nos abre la mente y es la mejor enseñanza de la vida…

        1. Brutal!!! Tengo algún texto de cuando vivía en Singapur hablando de Nacho Vidal!!! Lo buscaré! 😉

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