Me he encontrado este artículo en borradores de blog con fecha 23 de Mayo 2017, momento en el que estaba preparando la ponencia del Madrid Surf Film Festival , desde aquel día he tenido la fortuna de profundizar mucho más en el conocimiento de los tiburones y en especial del conflicto en Reunión del que he vuelto a escribir recientemente.

Paraíso en la tierra, infierno en el mar. El drama de la Isla Reunión. Reportaje y entrevista.

Tras algunas críticas en redes sociales, quiero hacer una introducción al viejo artículo, dejar claro que los tiburones me dan tanto miedo como curiosidad, y ahora que a veces defiendo posturas sobre su regulación me da mucho miedo que el karma se cebe sobre mi. Muchas veces se malinterpretan mis palabras, muchas veces bruscas por intentar remover conciencias, o al menos intentar que alguien pueda reflexionar sobre temas que considero importantes para el desarrollo como especie.

Pido disculpas si alguien si alguien se siente ofendido, pero lamentablemente si no le gustan mis principios, no tengo otros para ofrecer.

Tiburón

Diferentes monstruos del mar han poblado la literatura hasta nuestros días. En el siglo XIX un calamar gigante era el eje central de Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne, cuya inspiración proviene de una bestia de la mitología nórdica conocida como Kraken. Otra gran obra que realza un monstruo marino es Moby Dick, dónde Melville narró la historia del capitán Ahab obsesionado por cazar a un cachalote gigante. Aunque el miedo a los tiburones ha existido siempre, y las historias de ataques a náufragos se contaban entre militares y marineros, quien tomó el testigo de Verne y Melville para contar una historia sobre un terrible monstruo marino fue Peter Benchley, con su novela Tiburón, adaptada magistralmente al cine por Steven Spielberg, que creó una de las películas de terror con mayor influencia en la sociedad de la historia del cine.

Fotografías: www.aintitcool.com y moviepilot.com

La película tuvo una repercusión mayor que cualquier otra historia de terror en el mar. Su éxito fue tal que daría lugar a que numerosas producciones explotasen esta temática durante décadas, circunstancia que, unida a la sensibilización de la prensa y al aumento de actividades de ocio en el mar como el buceo o el surf, harían que el mito del tiburón como devorador de hombres creciese por sí solo. Después de la película Shark (Tiburón), la reputación de los tiburones no podía estar más baja, por lo que fue necesario un trabajo de educación de los científicos para mejorarlo, el propio Spielberg se convirtió en imagen de campañas de protección de estos escualos.

Fotografía: drunksharks.tumblr.com

Verano del Tiburón

Los tiburones ya habían eliminado gran parte de su estigma, cuando otro hecho volvió a traerlos al imaginario social de manera negativa. En Estados Unidos, en el verano de 2001, surgió un fenómeno social al que llamaron “verano del tiburón”. La fijación de los medios de comunicación con los ataques de tiburón comenzó el 6 de julio, cuando un niño de ocho años fue mordido por un tiburón toro estando en aguas poco profundas de una playa de Florida. El tiburón le arrancó el brazo en el ataque, la pérdida de sangre severa causó daños a su cerebro y a sus órganos, lo que complicó su recuperación. El tiburón fue arrastrado por la cola a la orilla por el tío del niño, quien antes de matarlo, recuperó el brazo de su boca el cual le sería reinsertado quirúrgicamente. Todos los hechos relativos al dramático ataque y la posterior recuperación del niño fueron objeto de una cobertura mediática exhaustiva.

Poco después de este casi-fatal ataque, se produjo un nuevo ataque, esta vez en Bahamas, donde un americano que pasaba allí sus vacaciones perdió una pierna. Un tercer ataque, esta vez a un surfista ocurrió una semana más tarde, el 15 de julio, a unos diez kilómetros del primer ataque. Durante las semanas siguientes, tanto el espectacular rescate del niño y su supervivencia como los otros dos incidentes eran seguidos por canales 24 horas. La fijación de los medios de comunicación con estos ataques continuó, destacando la portada del 30 de julio de la revista Time

A mediados de agosto, muchas redes mostraban imágenes captadas por helicópteros de cientos de tiburones en la costa sudoeste de Florida. Nadie mencionó que esa acumulación de escualos se debía a su migración natural, que se repetía cada año.

La difusión repetida de las imágenes de este grupo de tiburones ha sido criticada como un intento de sembrar el pánico, llegando a catalogar que existía una “epidemia” y los vigilantes de la playa advertían del peligro de nadar.

Dos ataques de tiburón adicionales, ambos fatales, se produjeron durante los tres primeros días de septiembre, uno en Virginia y otro en Carolina del Norte. A principios de septiembre, ya había propuestas para aprobar legislación para ayudar a «controlar el problema». Sin embargo los ataques terroristas del 11 de Septiembre, hicieron que este particular verano llegase a su fin independientemente de las temperaturas; los medios pronto se olvidaron de los tiburones y sus ataques.

Años después, el periodista de investigación John Stossel explicó en su libro “Dame un Respiro la fijación de los medios en los tiburones durante aquel año. Afirmaba que en realidad no hubo un aumento destacable de ataques de tiburón en 2001. Hubo tantos como en 1995 o en el 2000, pero 1995 era el año del juicio de O.J. Simpson, estrella de fútbol americano y actor, acusado de doble asesinato y el 2000 era año electoral; el verano de 2001 era algo aburrido y los periodistas se centraron en los tiburones.

Si bien es cierto que los sucesos entre humanos y tiburones siempre han tenido bastante acogida en las páginas de sucesos de los periódicos online, no sería hasta el 20 de Julio de 2015 cuando un tiburón ataca a un surfista en la final de JBay, uno de los eventos del circuito mundial, cuando estos animales recuperarían su protagonismo y aparecerían en las televisiones de todo el mundo recordando estigmas no cicatrizados todavía. Este ataque sirvió también para poner el foco de atención en los ecosistemas en los que viven las especies de tiburón que pueden acabar con la vida del hombre.

Repasamos esta y otras historias que relacionan el surf, los tiburones y el turismo en el siguiente Ebook (2,99 €):

Diego Santos

One thought

  1. La verdad indignada entro a leer a ver porque tengo tanto panico a los tiburones de mierda y ponen imagenes gigantes de los mismos.
    No entienden lo que es una fobia? Me paraliza!!!!!!!!!!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.